Patricia y sus hijos están a punto de ser desalojados de su hogar, incluso antes de que el juez escuche su recurso legal.
Es una situación profundamente injusta: no se le está dando el debido proceso, y se busca echarla por la fuerza sin respetar sus derechos básicos como ciudadana, madre y ser humano.
No podemos quedarnos de brazos cruzados.
Patricia no está sola, y con nuestra ayuda puede resistir este atropello.
Apoyémosla para que no tenga que abandonar el lugar donde ha construido su vida junto a sus hijos. Hoy es ella, pero mañana puede ser cualquiera.